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HÁBITOS DE ESTUDIO

aspectos  a tener  en  cuenta  a  la   hora  de  planificarnos[1]

 

Antes de ponernos a estudiar cada día tenemos que comprobar que esta­mos en buena forma física, que no estamos demasiado cansados, que nos encontramos bien, sin dolencias, que no tenemos hambre y que estamos lo suficientemente relajados para concentrarnos en los estudios.

Pero lo más importante a la hora de estudiar, es tener una actitud positiva, tener el absoluto convencimiento de que lo vamos a hacer bien, tener ganas y estar dispuestos a entregarnos plenamente a la materia.

Después de comprobar nuestro estado físico tendremos que confirmar si tenemos todo lo necesario para comenzar nuestra labor: apuntes, libro de texto, libros de consulta, mapas, diccionario, goma, lapicero, etc. Cuantas menos interrupciones tengamos durante nuestro tiempo de estudio por salir a buscar algo que se nos ha olvidado, mejor que mejor.

¿CÓMO DEBEMOS ESTUDIAR?

Siempre que nos sea posible debemos estudiar en una habitación de uso exclusivo nuestro, en la que nos sintamos a gusto, una habitación que reúna todas las condiciones de salubridad como estar bien ventilada, bien iluminada, donde no haga ni frío ni calor, donde no haya ruidos ni moles­tias, donde no podamos distraernos fácilmente y, por supuesto, sin nin­gún aparato de televisión o de radio que pueda distraer nuestra atención.

En algunos casos va a ser más complicado que no haya ningún ruido, como los que provocan por ejemplo los aparatos de aire acondicionado, o que haya mucho tráfico en la calle donde vivimos o que simplemen­te se estén realizando unas obras en alguna vivienda de nuestro edifi­cio. En esos casos, nos veremos en la necesidad de usar tapones en los oídos para poder lograr aislarnos de todos esos ruidos no deseados. En definitiva, el espacio en el que vayamos a estudiar debe ser un sitio en el que suframos el menor número de interrupciones posibles.

 

Es absolutamente fundamental que a la hora de ponernos a estudiar ten­gamos muy claro que ese es el trabajo que tenemos que realizar y que lo deberíamos hacer con gusto y buena cara, ya que así dicha tarea nos va a resultar más agradable que si comenzamos con mala gana y lo con­sideramos como algo que nos disgusta. El hacerlo más o menos ameno depende también de la actitud personal de cada uno de nosotros.

Es fundamental también que tengamos una buena mesa de trabajo, con la amplitud suficiente para que nos quepa todo el material que vayamos a utilizar, para no tener que levantarnos constantemente a coger lo que necesitemos. Todo debe estar al alcance de la mano para evitar paseos innecesarios que conlleven una pérdida de concentración.

No debemos tener en la mesa objetos de decoración que nos puedan entretener o revistas, y también es importante que siempre que nos sea posible apaguemos nuestro teléfono móvil para evitar interrupciones y pausas en el estudio.

Es aconsejable utilizar luz natural para estudiar ya que es bastante mejor para nuestro rendimiento y para nuestra vista. Sin embargo, puede darse el caso de que por nuestros horarios no nos sea factible estudiar aprovechando esa luz. En caso de tener que estudiar con luz artificial, ésta debe de estar cuidadosamente colocada con el fin de que no nos cree sombras sobre nuestra lectura, que lo único que provocarán es una más temprana aparición de la fatiga visual, incidiendo en nues­tro rendimiento diario. En definitiva, es también importante que no nos cansemos innecesariamente utilizando una luz insuficiente.

Por otra parte, tanto la silla que utilicemos, como la mesa deberán guar­dar una adecuada relación en cuanto a tamaño y altura, con el fin de que trabajemos cómodamente, pero no en exceso, ya que esto nos podría lle­var a relajarnos demasiado e incluso dormirnos y dejar de estudiar. Una buena silla para el estudio ha de tener un respaldo que se adapte correc­tamente a nuestra espalda, quedando bien sujetos los ríñones. Tenemos también que cuidar la postura, es muy recomendable trabajar con el tron­co estirado y bien apoyado en el respaldo de la silla, para no sufrir dolores de espalda. El asiento debe ser lo suficientemente consistente y a una altura del suelo que nos permita apoyar las plantas de los pies, quedando las piernas en ángulo recto. El sofá o la cama, habituales en algunos estu­diantes, no son desde luego los sitios más recomendables.

El libro de texto o los apuntes deben de estar a una distancia razona­ble para no forzar nuestra visión (a unos 30 cm de nuestra cara esta­ría bien). También es conveniente si es posible que nuestros libros y apuntes estén algo inclinados (por un atril o algún otro objeto) que evitará que nuestros ojos se cansen excesivamente pronto.

Es muy importante que sepamos lo que vamos a estudiar cada día, que por supuesto tengamos realizado de antemano nuestro horario y que éste cumpla todos los requisitos que ha de tener un horario para que sea realizable. Algo que no debemos olvidar y que debemos tener en cuenta son los imprevistos que nos puedan surgir y hasta cierto punto hay que ser flexibles.

-         Por último, es fundamental que cada día después del estudio descan­semos no menos de ocho horas para poder rendir al día siguiente y continuar con nuestra labor. El estudio no tiene que significar agota­miento ni muchísimo menos. Si esto es así, es que estamos haciendo algo incorrectamente.

 

Ahora compara tus hábitos con los que acabamos de describir

 

Características

Son

Deben ser

Lugar

 

 

Iluminación

 

 

Temperatura

 

 

Ruidos

 

 

Ventilación

 

 

Utensilios

 

 

Descansos

 

 

Distancia de los ojos al leer

 

 

Posición corporal

 

 

Alimentación

 

 

Horarios

 

 

 


 

[1] Ebee León Gross, Técnicas de Estudio. Claves para el rendimiento intelectual, pp. 29-33, Editorial Diana, México, 2004